Esta aventura llamada Ruca Malen se inició en Agrelo, Luján de Cuyo en 1988 y ahora, después de más de un cuarto de siglo, Ruca Malen continúa escribiendo su historia de la mano de la joven winemaker Agustina Hanna quien presenta el portafolio de vinos en capítulos.
Pionera en la elaboración de vinos de alta gama y experiencias enoturísticas únicas, Ruca Malen se ha consolidado como una bodega contemporánea que transmite la calidad y diversidad de su producción desde el terruño hasta cada método de elaboración. En Perú, sus etiquetas llegan gracias a su socio estratégico Kahan Licores.
La historia de Ruca Malen comenzó en Agrelo, Luján de Cuyo, en 1988. Más de un cuarto de siglo después, continúa escribiendo nuevos capítulos de la mano de la joven winemaker Agustina Hanna, quien presenta el portafolio de la bodega como si fuera una narración, donde cada línea, cada aroma y cada sorbo cuentan un fragmento de una historia mayor.
“Lo más lindo que tiene el vino son las historias. Cada una es distinta, y a través de ellas quienes comparten la pasión por este mundo pueden sentir lo mismo que nosotros al elaborarlo”, comenta Hanna.
Capítulo Uno: la puerta de entrada
Este primer capítulo abre el viaje al universo del buen vino. Sin crianza en barricas, las etiquetas conservan el carácter más puro de cada variedad, con una intensa expresión frutal que invita a sumergirse en la experiencia. Son vinos ideales para quienes comienzan a escribir su propia historia, manteniendo la calidad distintiva de la bodega. Como señala Hanna, “son vinos en los que la fruta te busca”.
Capítulo Dos: la exploración de la diversidad
Aquí la clave es la versatilidad. La diversidad varietal y el equilibrio entre técnica y autenticidad de la cepa dan lugar a vinos con texturas vibrantes y una energía renovada. Combinando distintos terruños y técnicas precisas, Ruca Malen crea etiquetas con gran personalidad, pensadas para distintos momentos y gustos, cada una con su propio relato.
Capítulo Tres: la maestría en su máxima expresión
En este capítulo, la experiencia y el conocimiento se convierten en un sello de identidad. Hanna selecciona técnicas específicas para cada variedad y región, buscando resaltar lo mejor de cada terruño. La complejidad surge de la diversidad, y cada botella encierra un misterio que se revela sorbo a sorbo.
La enóloga invita a los peruanos a sumarse a esta experiencia:
“Descubran cada etiqueta presente en Perú y creen sus propias historias en diferentes momentos de su vida. Desafíen sus sentidos y exploren vinos con nuevas expresiones, aromas y texturas”.
Con Ruca Malen, cada copa no solo se bebe: se lee, se siente y se recuerda.
