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Como parte de una experiencia práctica, los jóvenes estudiantes de Educación de la UARM brindan a los niños y niñas la oportunidad de mantenerse al día con sus estudios escolares.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2022, más de 30 mil niños fueron diagnosticados con cáncer, y la mayoría de ellos residían en países de ingresos bajos y medianos, donde el acceso a tratamientos asequibles y educación básica en el hogar es limitado, como en el caso de Perú.
Ante esta situación, los estudiantes de la carrera de Educación de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM) han emprendido una experiencia práctica educativa en el marco del curso de Práctica Educativa IV - Experiencias Educativas Alternas. Esta iniciativa busca facilitar el proceso de enseñanza-aprendizaje para niños que reciben tratamiento oncológico, permitiéndoles mantenerse al día con la escuela durante sus sesiones médicas.
Cecilia Burga, profesora de la carrera de Educación en la UARM y líder de esta iniciativa, destaca algunas alternativas prácticas para apoyar a las familias en esta difícil situación, como establecer redes de apoyo comunitario con organizaciones locales, acceder a recursos educativos y recreativos en línea, y participar en programas de voluntariado que ofrecen asistencia práctica.
En el marco de este programa de voluntariado, los estudiantes visitan semanalmente la Fundación Peruana de Cáncer para proporcionar materiales educativos y lúdicos a los niños. Estos materiales se utilizan durante el tiempo en que los niños están disponibles, por un lapso de dos horas, según el horario establecido por la organización.
Es relevante destacar que la Fundación Peruana de Cáncer es una organización sin fines de lucro con la misión de brindar asistencia integral a pacientes oncológicos necesitados en Perú, contribuyendo a elevar los estándares de atención y tratamiento del cáncer en el país.
A través de esta iniciativa, los pacientes pediátricos oncológicos reciben atención, nivelación, aprestamiento y estimulación temprana. Los estudiantes recopilan información o evidencias sin incluir fotos de los pacientes y, al final del curso, presentan un portafolio con reflexiones, percepciones y documentación de la labor desarrollada durante el ciclo.
Este programa de voluntariado se alinea con el objetivo de la UARM de formar docentes con rigor académico y compromiso ético, permitiendo a los alumnos convertirse en profesionales capaces de responder a las necesidades de la sociedad y contribuir al bienestar y desarrollo de individuos, grupos e instituciones.